NOCHES IMPREVISTAS

Se trataba de algo sencillo, quedar para acudir a un cumpleaños de estos multitudinarios con decenas de invitados. Nos reunimos tres de los asistentes previamente a cenar, tomar algo y hacer tiempo hasta la hora acordada para el cumpleaños.



Para esperar decidimos poner una película que daban en la televisión, no recuerdo el título pero si recuerdo que se suponía que era de miedo y suspense, personalmente me pareció cómica, pero a uno de nosotros le entro un miedo en el cuerpo muy serio. Total, viendo dicha película llego la hora de ir al cumpleaños, no sabíamos el lugar exacto del mismo y por tanto preguntamos. Esperamos esa respuesta fácilmente durante dos horas mientras la película transcurría. No hubo respuesta alguna así que decidimos marchar a nuestras casas sin fiesta de cumpleaños.

Cuando fuimos a coger el metro resulto que era demasiado tarde y este había cerrado sus puertas y por tanto teníamos dos opciones, o taxi, o andando. La distancia del viaje era enorme. Pero oye que el dinero no nos sobraba. Comenzamos a caminar hasta el destino, y andados un par de kilómetros pasamos cerca de un bar conocido y uno de nosotros dijo: no hay huevos a ir ahora y tomarse una copa porque si, con todo cerrado. Fue oírlo y antes de que esa frase se concluyera ya estábamos camino al bar en donde efectivamente la copa, o el copón mejor dicho, cayo con mucho gusto. El viaje caminando dio para reírse, hablar, vacilar y hacer el tonto, lo cual es nuestro punto fuerte.

En definitiva, no creo que con menos uno se lo pueda pasar mejor, porque cuando una noche se tercia oscura y un imprevisto la hace especial se disfruta más.

LAS NOCHES NO PLANEADAS, SON LAS NOCHES NUNCA OLVIDADAS

Comentarios